La gama del eléctrico e-tron GT de Audi se ha actualizado con hasta 925 CV, mejoras en el chasis, mayor eficiencia de la batería y una estética rejuvenecida tanto por dentro como por fuera.
Tres años después de su lanzamiento, el Audi e-tron GT ha recibido una actualización que le asegura un lugar de privilegio en la historia de la marca, por ser ya el modelo de serie más potente del fabricante alemán.
La gama se amplía con la llegada de tres versiones más: S e-tron de 564 CV, RS e-tron GT de 856 CV y RS e-tron GT performance de 925 CV. El S e-tron GT acelera de 0 a 100 km/h en 3,4 segundos, el RS e-tron GT lo hace en 2,8 segundos y el RS e-tron GT performance necesita 2,5 segundos. La velocidad máxima está limitada en todos ellos, a 245 km/h en el e-tron base y a 250 km/h en los RS.
Entre los detalles que diferencian al anterior e-tron GT del nuevo están el logo bidimensional del frontal, los faros ennegrecidos y los colores (el Verde Bedford es exclusivo del performance y el Gris Nimbo está disponible para los dos RS).
En realidad, las versiones RS son las que presentan más mejoras. Por ejemplo, ofrece un techo opcional de carbono mate oscurecido en combinación con elementos opcionales “de camuflaje” de carbono, primicia en Audi. El ‘camuflaje de carbono’ se utiliza en las estructuras en relieve de los paragolpes, el guarnecido de las puertas, partes del difusor y los espejos retrovisores laterales. Dentro, los RS también llevan un volante con el botón “push to pass”, que proporciona durante 10 segundos un extra de potencia de hasta 95 caballos.
Los asientos también cuentan con un diseño más deportivo, y presentan una inserción con un logotipo iluminado en el respaldo. Los RS pueden llevar opcionalmente una función masaje e, incluso, regulaciones en 18 posiciones distintas.
Además de las tres versiones, la batería de alto voltaje presenta una evolución al aumentar la densidad de 290 a 400 kW y reduce el peso en nueve kilogramos para quedarse en 625 kg. La capacidad bruta de almacenamiento es de 105 kWh (97 kWh neta) y se incrementa la capacidad de carga en 50 kW hasta alcanzar los 320 kW. Por tanto, la pila pasa del 10% al 80% en sólo 18 minutos en un punto de carga rápido y es posible recuperar energía para recorrer 280 kilómetros de autonomía en apenas 10 minutos.